La historia de la arquitectura está llena de diversas manifestaciones y lenguajes que responden directamente al contexto en el que se insertan. Dentro de la Historia existen muchas historias, lo que significa que existen muchas tradiciones. La idea de una tradición universal se desmonta con una mirada rápida a cualquier libro de historia de la arquitectura.
Es claro que los movimientos vigentes presentan preceptos comunes, pero eso está lejos de significar uniformidad formal. Sin embargo, al enfrentar la multiplicidad histórica y, por lo tanto, de tradiciones, es posible afirmar que ciertas regiones tienen ciertas arquitecturas. Portugal es definitivamente un país con una tradición arquitectónica, y Carlos Castanheira es uno de sus representantes.
La oficina homónima está basada en Porto, donde se graduó Castanheira. La universidad le proporcionó contacto, aún como estudiante, con Álvaro Siza. Desde colaboraciones en dibujos con el profesor hasta el compañero de trabajo y amigo profesional y personal, Carlos Castanheira ciertamente "heredó" de Siza una cierta postura arquitectónica. Existe una conciliación entre la seriedad de la disciplina y el dinamismo de la forma.
Esta actitud se refleja en la atención especial dada a los detalles de la obra. De hecho, el detalle es el tema principal en la descripción de la práctica en el sitio de la oficina. El elemento que diferencia y singulariza, y que debe partir de la deliberación y dominio del arquitecto, los detalles se hacen presentes en el discurso y proyectos de Carlos Castanheira. El cuidado por el detalle resulta en edificios dinámicos, una arquitectura que participa en la relación con aquel que ocupa el espacio, y del edificio con su entorno.
La colaboración con Siza permitió que la arquitectura portuguesa se diera a conocer fuera del país, y que el exterior también fuera asimilado en la práctica arquitectónica de estos portugueses. Castanheira vivió y estudió en Ámsterdam, experiencia que lo impulsó a retomar el uso de la madera como elemento estructural en proyectos, en un momento en que este material era relegado en nuevas construcciones aunque formaba parte indiscutible de la historia arquitectónica portuguesa.
A pesar de la amplia experiencia y duradera actuación en el campo, Castanheira no se queda quieto: constantemente en las descripciones de sus proyectos, el arquitecto se sorprende con nuevas vistas, terrenos, rincones y contextos de lugares hasta entonces más que conocidos. El redescubrimiento recurrente no solo refuerza la relevancia del detalle - ya que parece ser siempre a través de él que lo conocido se renueva -, sino que también demuestra la constante curiosidad y compromiso con su práctica y, en última instancia, también con la arquitectura.
La diligencia de Carlos Castanheira se ha demostrado fructífera: la oficina tiene proyectos en diversos países, acumula premios desde 2005, y ha dado al arquitecto una posición indispensable en comités de jurado en concursos, conferencias y cursos de grado en arquitectura. Castanheira es una figura relevante en la difusión de la arquitectura contemporánea portuguesa a otros países, pero la postura del arquitecto es universal.